Marcela Carvajal Y María Helena Doering: Las Reinas del Raiting
Los 40: los años maravillosos

15 de Agosto del 2012

Para Marcela Carvajal y María Helena Doering, la etapa que va de los 40 a los 50 es el tránsito a mejores momentos: la cosecha de todo el esmero que le han puesto a todas las áreas de sus vidas y la reivindicación de ellas como seres únicos y auténticos.
–El tema de la belleza –afirma Marcela Carvajal– tiene que ver mucho con lo que ha estereotipado la sociedad. Para unos pueblos, los bellos son de raza amarilla; para otros, los negros reúnen los mejores atributos estéticos, etc. Por otro lado, el paso de los años pareciera llevarse la belleza. Para mí no. Yo soy bella porque eso es lo que deseo transmitir y lo que siente en mi ser, lo que está en mi esencia.
María Helena Doering la respalda:
–Si las mujeres no aprendemos esa verdad tan sencilla: “La belleza física se la lleva el tiempo, lo que queda es lo vivido”, perder la lozanía y el resplandor de la juventud puede ser fatal, conducirnos al vacío.
Lo cierto es que ambas, con sus cuatro décadas bien llevadas encima, son las reinas del ‘rating’ de la franja familiar de nuestra televisión, por encima de estrellas más jóvenes: Marcela es la protagonista de la telenovela “¿Dónde carajos está Umaña?”, del Canal Caracol, y María Helena se roba el ‘show’ en “Pobres Rico”, de RCN. Ambas mantienen el hilo cómico-dramático de estas producciones protagonizando el papel de madres, la primera representando a una mujer responsable y ecuánime, y la otra, haciendo las veces de una mujer irresponsable y sumida en el alcohol. Dos mujeres maduras que sufren y enfrentan a su manera la crisis económica de sus familias, hecho que es palpable en nuestra sociedad día tras día.
–Amo este personaje –dice Marcela entusiasmada con su papel–. Siento que logra transmitir una problemática extendida. Ella es quien lleva la carga emocional de una familia y lo logra de manera asombrosa, dejando ver a miles de mujeres que el reto de la vida es tener todos los días el tesón para volver a empezar hasta lograr un punto de equilibrio.
Entre tanto, María Helena habla con no menos apasionamiento sobre su papel:
–Ana María Fernández es una mujer que está perturbada totalmente por lo que ha vivido en su vida de abolengos y prejuicios que conlleva haber pertenecido a la élite de la sociedad. Para ella la vida fue y sigue siendo, en sus recuerdos, aparentar y destacarse por su dinero y su apellido. El alcohol es su refugio para estar separada, por largos momentos, de la realidad, sin tener que pensar en cómo solucionar ni en qué más traerá el mañana, soñando con un golpe de suerte o que, al despertar de una de esas borracheras, todo esté como antes. Esto lo viven muchas de nuestras latinas frustradas y no es fácil vivir con eso –concluye con preocupación.
Sobre los comportamientos de los personajes que representan Marcela y María Helena, la medicina afirma que las mujeres después de los 40 años presentan cambios fisiológicos que se producen con el climaterio: llega el cansancio y agotamiento debido a alteraciones hormonales que incluyen la disminución de estrógeno, progesterona y testosterona. Marcela y María Helena opinan que la mejor forma de compensar ese desequilibrio hormonal es la motivación que les representa el crecimiento profesional y la energía vital que les da su espiritualidad.
–Mi deseo –afirma Marcela– siempre ha sido que el gremio en el que me desempeño, el artístico, me reconozca como actriz y no solo por unas dotes de mujer bonita. Haberlo logrado es mi verdadero éxito, unido al cariño y respaldo del público. Como mujer, me hace sentir plena el desarrollo que he tenido como madre de dos hijas. Y estoy empeñada en mejorar como pareja.
Por su parte, María Helena también busca ese equilibrio. Ama y disfruta a su hijo. Lo mismo su profesión. Está orgullosa de su familia, de sus raíces y de los propósitos que día a día consigue sin forzar la manera de llegar a ellos.
–La vida es muy corta como para complicársela –sostiene María Helena–. Todo llega en su momento y lugar indicados. Y por eso hay que saber recibirlo, sacarle provecho y disfrutarlo al máximo. Amo la vida tal como se me ha dado y espero hacerlo siempre.
Otro temor sobre la llegada de mujer a la edad madura es que la vida sexual disminuye y casi que se anula. Marcela y María Helena opinan que en definitiva es un mito, porque con el paso de los años la mujer ha demostrado que es más activa sexualmente y juega con elementos nuevos que le permiten descubrir todo el potencial de su vida sexual. En cuanto al temor de que al llegar a los 40 se les comience a relegar profesionalmente, Marcela concluye:
–Como actriz, espero poder llegar a la vejez produciendo y dando lo mejor en mis interpretaciones. Y sé que será así. La edad es mental: es una barrera para quienes desean parar, pero un trampolín para quienes tienen la certeza de que nos dará las mayores satisfacciones.